Todos hemos oído hablar en los últimos años de los alimentos ultraprocesados y de lo perjudiciales que son para la salud de todos. Cada vez más, existen movimientos dispuestos a acabar con ellos, como el conocido movimiento “realfooding”. Un movimiento que nace para la defensa y la divulgación de la comida real, la comida de verdad, la que se centra en comer en alimentos sin procesar o aquellos alimentos considerados “buenos procesados” como algunos alimentos en conserva, lácteos, etc.
Los alimentos ultraprocesados pueden generar grandes consecuencias en nuestro organismo, ya que son alimentos que suelen contener un alto porcentaje de azúcar, así como de grasas y calorías vacías. Carlos Ríos, dietista, nutricionista y autor de la web Realfooding define los alimentos ultraprocesados así: “Los ultraprocesados son lo opuesto a la comida real. Son preparaciones industriales comestibles elaborados a partir de sustancias de otros alimentos o sintéticas, con diferentes técnicas de procesamiento y cuyo consumo tiene efectos negativos para la salud. Suelen tener cinco o más ingredientes y entre ellos se encuentran las harinas refinadas, los aceites vegetales refinados, los azúcares añadidos, los aditivos y la sal. Estos ingredientes llevan un procesamiento industrial que consigue productos duraderos, listos para consumir, atractivos y altamente rentables para que se vendan y consuman por encima del resto de alimentos”.
El consumo seguido y en exceso de este tipo de alimentos puede generar enfermedades cardíacas, aumentar la presión arterial, obesidad, colesterol elevado y, en algunos casos, también diabetes tipo 2. Pero ¿qué relación directa existe entre la diabetes y los alimentos ultraprocesados?
Hay evidencias y estudios que relacionan directamente el consumo de alimentos ultraprocesados con el desarrollo de diabetes tipo 2, la forma más común de la enfermedad que a menudo se asocia con el sobrepeso. El estudio pone el foco en los aditivos químicos empleados para el procesamiento de estos alimentos como posible origen de los diversos problemas con los que se asocia su consumo.
Es importante que la mayoría de nuestra alimentación esté basada en alimentos reales y que el consumo de ultraprocesados sea una excepción en ocasiones puntuales. En el grupo de alimentos reales entran todos aquellos mínimamente procesados o cuyo proceso no ha empeorado la calidad de dicho alimento (entre ellos se encuentran frutas, verduras, legumbres, frutos secos, huevos, pescados, carnes sin procesar, etc.).
