Vivimos en un mundo donde nuestro ritmo diario es frenético. Desde que suena el despertador hasta que nos acostamos. Este estrés en nuestro día a día puede perjudicarnos en nuestra salud derivando en distintas enfermedades o efectos secundarios.

Es necesario de vez en cuando parar y ser conscientes de lo que estamos haciendo en cada una de nuestras acciones. A continuación, vamos a descubrir distintas técnicas de relajación que nos beneficiarán en nuestro día a día y nos ayudarán a disminuir los niveles de estrés.

La relajación nos ayuda a equilibrar el metabolismo y la respiración. Además, nos libera de posibles tensiones, ya sean musculares o psicológicas que se van acumulando con el paso de los días. Con las técnicas de relajación conseguiremos alcanzar una sensación de bienestar, además de tener un mayor control sobre lo que ocurre en nuestro cuerpo, reducir la tensión arterial, mejorar nuestra autoestima, conciliar mejor el sueño o reducir los niveles de cortisol.

Algunas de las técnicas de relajación que más os ayudarán son las siguientes:

Respiración con el diafragma: El objetivo de esta técnica es prestar atención a tu respiración. El hecho de modificar el modo en el que respiramos hará que nuestra ansiedad disminuya considerablemente. La respiración abdominal o del diafragma debe tener más protagonismo que la torácica para conseguir esa relajación.

Para hacerlo, cierra los ojos, siéntate cómodamente, inspira por la nariz y hazlo suave y profundamente varias veces, realizando exhalaciones lentas y suaves por la boca.

Dejar la mente en blanco: Concéntrate únicamente en tu respiración. Si algún pensamiento pasa por tu mente, olvídalo y vuelve a empezar la respiración. Las primeras veces será complicado, pero es cuestión de concentración y focalización. Esta técnica te ayudará a conseguir un mayor autocontrol sobre ti mismo para conseguir la buscada relajación.

Imaginación guiada: En esta técnica tendremos que utilizar también la mencionada respiración diafragmática, pero en este caso tomará un plano secundario. Ahora toca focalizar tus esfuerzos en tu mente. Dirige toda tu atención a un escenario imaginario, que transmita paz y calma. Imagina alguna escena que te evoque relajación máxima, ya sea un paisaje de mar o bien un campo lleno de flores con brisa. Un entorno favorable te ayudará a transportarte a ese paisaje: luces bajas o música de ambiente con sonidos naturales. Cierra los ojos y déjate llevar…