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Motivación

“Volver a Empezar” de Ruth Jiménez

By octubre 29, 2019 noviembre 25th, 2019 No Comments

Bienvenidos a Sweet Warrior, una plataforma dedicada a todas las personas que sentís una verdadera necesidad de cambio. Ya sea porque sufres una enfermedad o porque has perdido a un ser querido o te han echado del trabajo o has dejado a tu pareja. A ti, que me estás leyendo, por algún motivo, la vida te está obsequiando con un regalo envuelto en forma de adversidad. Una oportunidad para despertar y viajar a tu propia esencia, a tu verdadera autenticidad. Porque todos la tenemos y la vida se va a encargar, ya sea en forma de crisis, problemas, adversidades o como quieras llamarlo, de llevarte a tu propia esencia.
Pienso en el Kintsugi, el arte tradicional japonés de reparar piezas de cerámica con un fuerte barniz de resina recubierto con polvo de oro. La cerámica recupera su forma pero lo hace con una mayor entereza, fortaleza y pulsión. Renace. O al menos, se renueva. El objeto (antes roto) se convierte ahora en una pieza única, especial y mágica. El mensaje es precioso: las cicatrices hacen a las cosas y a las personas más fuertes y, a la vez, más hermosas. No ocultes tus heridas, Ares Teixidó, impulsora de esta plataforma, lo sabe muy bien. El poeta Rumi nos decía “la herida es el lugar por donde entra la luz”. El kintsugi nos dice que las cicatrices son una suerte de memoria, alhaja que nos recuerda quiénes somos, nuestra capacidad para recuperarnos y nuestro auténtico valor.
Os voy a contar mi gran cicatriz. Ahí voy. Tenía 18 años y caminaba sola por la calle. Fue un lunes de una mañana cualquiera y ocurrió en Mollet del Vallés. Me dirigía a buscar el tren para ir a la universidad y, de repente, el cristal de un escaparate se desplomó sobre mí. Convertido en filosa arma blanca, me seccionó la nariz. Así, literalmente. Un corte que me rebanó por completo la nariz. Primero fue el dolor. Luego, la incertidumbre. Más tarde, el miedo. Y el dolor, otra vez. Operaciones. Un rostro desfigurado. Más de un año en recuperación. Abogados, jueces, sentencias… “Pues si quería ser periodista, que trabaje en la radio”. Después recuperación. Y amigos. Y, siempre, la familia. Y un día, frente al espejo, un aprendizaje tan duro como valioso: una cicatriz perenne de casi cinco centímetros.
No sufrimos por las circunstancias que vivimos sino por lo que hacemos con lo que nos pasa. Lo que tiene valor no es la circunstancia, sino la interpretación que nuestra mente le da a ese hecho. Cualquier adversidad es un regalo que nos ofrece la vida para dejar de vivir en el victimismo y pasar a ser el protagonista de tu propia vida.
En Sweet warrior te damos la mano para que saltes y te atrevas a ser el cambio. Juntos transitaremos por un proceso de autoconocimiento para vivir con plena consciencia, amando y agradeciendo para brillar con toda nuestra luz.
Gracias.
** Fragmento del libro “Volver a Empezar” de Ruth Jiménez

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